LA PROFESION MÁS VIEJA DEL MUNDO

No es la que piensan mis alcanzativos lectores, es una anterior, totalmente respetable e inmensamente más trascendental, que me obliga a escribir este modesto homenaje a las mujeres.

Me motiva la profesión más importante de esposa, madre, amiga, educadora y ama de casa capaz de transformar la sociedad y cambiar el mundo sin ruido ni violencia.

Abnegada revolucionaria de amor, entrega, cariño y ejemplo, que convierte niños traviesos en personas de bien, cuatro paredes en un hogar y arroz con frijoles en un banquete, mientras balancea presupuesto y economía familiar.

Por mucho que nos gusta quejarnos a los hombres de ellas, las mujeres son nuestra motivación e inspiración, compañeras y consejeras que nos mantienen los pies en la tierra y los ojos en las estrellas. Nos protegen con su intuición, suavizan con ternura nuestras toscas reacciones, mientras nos enseñan con su sensibilidad una perspectiva más bonita de la vida.

Con su cariño son las principales responsables de la armonáa y unidad familiar, contribuyendo con esto a la estabilidad social y el bienestar de las naciones. Nunca jamás debemos permitir que la violencia, el abuso o maltrato de algunos energúmenos, laceren la dignidad de la mujer ni ensucie la reputación de la gran mayoría de hombres que las respetamos. Ya es hora que el Estado reconozca y asigne un valor tangible a esa heroica labor social de madre, maestra educadora, consejera emocional y hasta enfermera, que la mujer desempeña en anónimo silencio.

Algunos nefastos intereses quieren aprovechar inaceptables injusticias y absurdos machismos para sembrar ya no solo la lucha de clases, razas o religiones, sino también la lucha entre los sexos.

Un rabioso feminismo radical y disparatadas teorías o "enfoques" de género no resolverán los abusos e iniquidades, pues siembran una dañina división e innecesaria confrontación, para debilitar a la familia con el propósito oculto de control político y dominación social.

Las malas conductas deben ser perseguidas y severamente castigadas, las mujeres deben ser apoyadas tanto por hombres como por otras mujeres, pero nunca alienando, poniendo o "pintando" a un genero como hostil antagonista del otro.

Los Hombres bien nacidos de una madre, generalmente tenemos o tendremos hermana, esposa o hijas para quienes esperamos se les trate con consideración y respeto, por lo que debemos actuar recíprocamente de esa misma manera con todas las mujeres que conozcamos.

No hay razón para vernos o tratarnos como enemigos, al contrario, somos indispensables compañeros que suman fuerzas y habilidades para enfrentar con éxito y alegría las dificultades cotidianas.

Por mucho que se pretenda imponer una supuesta "equidad", hombres y mujeres, somos por naturaleza diferentes, ni mejor ni peor, sino complementarios, donde la mujer no camina adelante y menos atrás sino a la par del hombre, con igual dignidad. Estamos unidos por Dios y la naturaleza no para competir, sino para complementarnos, apoyarnos y hacernos compañía. Ser socios en el milagro maravilloso de la vida, procrear juntos las futuras generaciones y transmitirles nuestros valores, cultura, historia y tradiciones.

Ciertamente que las contribuciones de la mujer no se reconocen como se debe y sus sacrificios no se agradecen, salvo cuando ya no están, hacen falta o en algunas ocasiones especiales del año cuando las celebramos.

Esta ausencia de gratitud no les resta méritos a sus labores ni reduce su influencia real en la sociedad, pero obliga a dar apoyo, abrir espacios y crear oportunidades para que la mujer pueda desarrollarse integralmente en sus diversos roles y cumplir todas sus aspiraciones.

La política se enriquece con la participación de las mujeres y su sensibilidad, quienes además de ya representar una numérica mayoría, pueden contribuir con su inmensa imaginación y creatividad a encontrar e implementar mejores soluciones a los problemas que nos abaten.

Comprometámonos a abrir espacios y flexibilizar requisitos para que puedan participar, sin sacrificar su importante rol de madres de familia.

En esta semana que celebramos el día internacional de la mujer, me uno al merecido reconocimiento a todas las mujeres. Especialmente a mi esposa, mamá, hijas, hermanas, cuñadas, parientes y amigas, a quienes con cariño y admiración les digo como dicen los gringos: "GO GIRLS"!!

Por Lic. Luis G. Cardenal

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